viernes, 4 de octubre de 2019

La guitarra



Ya hace algunas décadas (que viejo me siento diciendo eso), "Los auténticos decadentes" se hicieron famosos con "La guitarra", canción que describía el dilema de un jovencito (como yo por la época) que prefería tocar la guitarra a estudiar o trabajar, tema que entre otras cosas, al parecer influyó la vida de Iván Duque para siempre. Al parecer ese dilema se masificó en los jóvenes de esta época, teniendo en cuenta que hay algo de alarma por la baja en los estudiantes matriculados para educación superior en Colombia. Factores como los precios de las Matrículas, la baja relación costo-beneficio y que los jóvenes no ven necesario educarse una vez empiezan a ganar algo de dinero son la causas de este fenómeno que tiene algo preocupado al gobierno de nuestro querido Porky (como le dice de cariño el jumento que tiene como colega en Venezuela). Tiene razón en preocuparse; los graduados universitarios o de educación superior como este proyecto de bloguero son quienes forman el grueso de la clase media, la víctima predilecta del aparato de impuestos de mí país, de cuyo recaudo se nutre lo más selecto de nuestra macondiana élite (léase con el apellido que se quiera leer, pero para que recuerden: los Arias, Uribe, Lacouture, Lafourie, Nule, Gerlein…)

Como paréntesis, debo reconocer que envidio a las generaciones posteriores a la mía. No sufrieron en el colegio, porque los profesores tienen terror a disciplinarlos por temor a una demanda por daños psicológicos; gracias al reguetón su vida sexual a los 15 ya es tan envidiable como la de Nacho Vidal; pueden convertirse en super estrellas en Youtube promocionando retos y productos y no tuvieron que pasar horas investigando en una enciclopedia o buscando información en bibliotecas por horas, para sacar tareas que ahora salen en 5 minutos con una búsqueda de Google, aparte que conocen medio mundo viajando con lo que les sobra de la mesada. Yo la verdad entiendo a los jóvenes que deciden hacer a un lado la academia y dedicarse a otras áreas de la vida. Si estuviera entre los 16 y 18, edad en la que normalmente empiezan los estudiantes de educación superior, también decidiría no ir la U. Es que viendo los ejemplos recientes, en los que otras habilidades se anteponen a las adquiridas en las aulas, yo preferiría ahorrarme los dolores de cabeza que representa pagar un préstamo del Icetex o evitarle un gasto a mis viejos (en el caso que pudieran pagar los costos absurdos de las matrículas por estos días) y más bien, seguir los consejos de los grandes adalides intelectuales de nuestro tiempo, que encajan perfectamente en el diseño económico del país que nos tocó.

A mí me hubiera podido influenciar Paloma Valencia, quien considera que trabajar con Alvarito (pionero en tantas cosas, como en ser el primer expresidente llamado a indagatoria por la Corte Suprema de Justicia) es equivalente a hacer un doctorado. Para qué invertir años en una universidad, si se puede trabajar para el Uribismo y tener los mismos resultados?. Desconozco en qué área específica se encuentra el mentado doctorado y en qué consistirán las tesis de sus graduados; seguramente Santos logró su grado y su guiño para ganarse la presidencia con "Falsos positivos: Estrategias eficientes para el aumento de bajas en combate", "Mandela" Arias habría logrado su pasantía en una conocida institución federal de la Florida (en las que les encanta el color naranja) con su "Mejoramiento de la agroindustria colombiana a través de subsidios a grandes grupos económicos" y Ernesto Macías con su: "De jugaditas y placas: Estrategias efectivas para combatir el castrochavismo en Colombia". No entiendo  cómo funcionará ese doctorado, ni creo que sea necesario leer o escribir correctamente viendo los trinos de algunos energúmenos uribistas, y sabiendo que las fuentes favoritas de lectura de sus líderes se basan en las noticias falsas de "El expediente" o "Los irreverentes" y los Tweets de Mafe Cabal. Pero doctorado es doctorado y seguramente los elogios de Paloma hacia este peculiar posgrado está haciendo mella en los potenciales estudiantes de nuestro país haciéndolos desertar o ni siquiera empezar una carrera.

Tampoco estudiaría porque, seamos realistas, eso no da plata. Cuántos profesionales conocemos que todavía pagan Icetex,  ganando sueldos bajos y sufriendo la competencia inclemente, tanto de locales, como la que llegó de otros países (sin que suene a Xenofobia por favor). Si no le gusta el trabajo, alguien más lo hará, y más barato. No, no, no, ni pensarlo. Viendo el poderoso discurso y la reacción viral de un famoso reguetonero al comprar su primer avión privado, me convencí que la felicidad se logra solo con dinero y posesiones. Así que como no tengo talento ni para el fútbol ni para el música o la actuación, tendría que buscar otros horizontes y otros ejemplos para lograr ser feliz.  Y qué mejor que seguir los pasos de grandes ejemplos como los Nule, los Moreno o el mismo "Einstein" Arias (como le puso el genio de la economía Alberto Bernal).  Ya es conocida la visión de Gilberto Tobón acerca de cómo funciona realmente nuestro país, así que podría entrar a hacer carrera haciendo parte de esa dinámica. Hay que robar al estado y en grandes cantidades, solo para asegurarse de que, en el caso que lo agarren a uno en su escape a alguna Isla del Caribe, por mal que le vaya termine pagando su condena en su casita de 10.000 metros cuadrados, o viviendo en las difíciles condiciones de la Escuela de la caballería por algunos años hasta que se cumpla la condena (máximo 3 años) antes de salir por buena conducta y seguir mamando de la teta del estado.

Piénselo bien papás, en lugar de gastar sumas millonarias en los Andes, La  Javeriana o el Externado, inviertan en comprar votos. Son como el mercado accionario de nuestros políticos. Miren a "Caída" Merlano, por ejemplo; sí, es cierto, pagó algo de cárcel unos meses, pero el diseño de sonrisa le salió gratis (tal vez a costa de las quimioterapias no autorizadas a sus compañeras reclusas), con lo que asegura una mayor admiración por parte de sus no pocos fans (entre los que se cuentan los Gerlein, los Char y hasta el mismo Tino Asprilla), y con la que seguramente pasará desapercibida ante nuestro ya desprestigiado aparato de inteligencia, al que entre otras cosas, le debemos uno de los mayores osos internacionales gracias a las ya famosas fotos de contexto en la denuncia de nuestro Porky ante las Naciones Unidas. Seguramente una vez termine el escándalo mediático que supuso su ridícula huida, todo se olvidará, se perdonará y la veremos frente a la registraduría cuando uno de los Char termine viviendo en la casa de Nariño (eso si es que no le da frío y termina por llevarse la presidencia a la Quinta de San Pedro en Santa Marta, o se construye un palacio en Barranquilla)

Aparte, los jóvenes de ahora no son tontos, y se dan cuenta que algunos de los líderes más influyentes del momento se pasan por la galleta los hechos demostrados por la ciencia, uno de los grandes pilares de las Universidades. Para qué invertir años en una universidad, en investigaciones acerca del clima, de energías limpias o sobre el futuro de nuestra especie si van a terminar siendo poderosamente rebatidas por un Bolsonaro, quien está convencido que la Amazonía no es vital para nuestro planeta y que puede hacer con ella lo que se le dé la gana por estar en Brasil, o por el presidente Naranja (de piel) quien considera que el cambio climático es una noticia falsa, quien nunca escuchó antes acerca de un Huracán de categoría 5 (ya le han tocado al menos 4 ) y quien en alguna vez sugirió enviar una bomba nuclear a un huracán para bajar su intensidad; o por un Duque a quien le encanta la idea de asperjar un químico que ya está generando demandas masivas en Estados Unidos por generar muertes y a quien le gusta la idea de hacer Fracking, una práctica  ya prohibida en varios países desarrollados. Eso sin contar el auge de los terraplanistas, y los padres que no creen en la vacunación (eso lo dejo para otro post)


Menos mal ya voy para los 40, y aún tengo la idea tonta de que educarse sí sirve y que normalmente es una inversión que vale la pena, eso sí siempre y cuando no sea para volverse un Abogangster con especialización en fiestas sorpresa, u Ortodoncista con énfasis en fugas y escapes (que en todo caso al parecer dejan buenos ingresos). En todo caso hay expertos que consideran que el modelo educativo tiene que cambiar, y volverse más dinámico. Piensen en unos años con carros automatizados, robots que hacen sushi, guerras peleadas con drones, y con la mayoría de trabajos que hacemos ahora reemplazados por inteligencia artificial. Hay quienes dicen que quienes vivan en esa época, deben estar preparados para aprender nuevas profesiones poniéndose al día con los cambios constantes que los trabajos tendrán por cuenta de los avances tecnológicos. Y ahí las universidades y otras instituciones de educación superior van a ser clave. Bueno, eso en un país ideal, en el nuestro tendremos que ver si le conviene a los dueños de la finca, y que no nos toque ver  que esos esos avances les ayuden a generar robots que voten por ellos, o algún algoritmo avanzado para modificar los resultados de una elección, de raro no tendría nada…