jueves, 6 de agosto de 2020

La Cadena de Alvaro

Los hechos de este año no dejan de sorprender. El fallo de la Corte Suprema enviando a Alvaro Uribe a casa por cárcel nos tomó por sorpresa a quienes lo veíamos intocable. Cuando parecía que iba a ser un trámite normal de quema de fusibles en los habituales fallos de procesos contra el senador, la noticia estalló con un Tweet del ex mandatario, compadeciéndose por su esposa y sus hijos. Honestamente pensé que, como siempre, el damnificado de turno iba a ser un bien intencionado, pero mal ejecutor subalterno de Alvarito (en este caso el conocido abogado de la mafia Diego el “Churrias” Cadena), que a sus espaldas había hecho alguna travesura para beneficiar a su jefe. Algo parecido con lo que pasó en los casos del DAS, la Yidis Política, falsos positivos y tantos otros procesos de los que “El gran colombiano” salió absuelto, por no tener idea que sus subalternos estaban fraguando cochinadas en su beneficio (el de Uribe). Pero me equivoqué.

 

La corte ordenó la detención domiciliaria mientras procesa al oscuro expresidente. Y si bien es cierto, a muchos nos pareció que al fin se hizo justicia con el controvertido Alvarito, también es cierto que la medida no hace nada mas que ratificar que el Senador sigue en cuarentena como muchos en el país. Ya quisiera yo estar encerrado una casa por cárcel en una hacienda de 1.300 hectáreas con mis vaquitas, revisando mis cultivos, tomando café sobre mi caballo bailarín, recibiendo visitas, mientras el estado me protege por hacer torcidos con testigos. Pero bueno, es la justicia que hay, la misma que dictó la misma “medida de aseguramiento” contra Cadena, que también cuenta con 6 humildes predios entre los cuales tendrá que tomar la difícil decisión de donde pasará su detención domiciliaria (la misma a la que estamos sometidos otros ciudadanos por esto del COVID) mientras se resuelve su asunto.

 

En todo caso, es un avance ver como a uno de los políticos más oscuros, más poderosos y más populares del país le sale mal la jugadita, increíblemente no por culpa de Pachito Santos ni de el bachiller Macías. No deja de ser gracioso saber que nada hubiera pasado si no se hubiera puesto en el trabajo de denunciar a Iván Cepeda por compra de testigos, cosa que a simple vista resulta inverosímil si uno se da cuenta que el senador del Polo no tiene ni para cambiarse de ropa, peluquearse o hacerse un diseño de sonrisa. Lo que empezó con una indignada denuncia de Uribe a la corte por falsas denuncias terminó volteándose como un pancake para convertirse en una investigación de película contra el próximo ex senador (a ver cuando sale la serie en Netflix), en la que la que hubo de todo: grabaciones telefónicas, videos tomados con relojes, presiones de los medios, intento de envenenamiento (sin agua saborizada, seguro por eso falló) y muchas otras intrigas, que al final tuvo como desenlace la orden de la corte para mandar a Alvarito a la guandoca. O mejor dicho a seguir su cuarentena en su pequeña y humilde finca.

 

Como siempre, la noticia dejó en evidencia el folclor de nuestra gente. Por un lado están quienes celebraron como si la selección  Colombia hubiera ganado el mundial de Futbol (me maginé  un gol de James entrando desde la banca gracias a un pase de Quinterito, después de dejar el reguetón por el futbol una vez mas), cantando el himno nacional jubilosos y proclamando la caída del cáncer uribista en Colombia; mientras que otros, veían una horrible injusticia, lloraban (el video de Oswaldo Ortiz es imperdible https://www.bluradio.com/nacion/al-borde-del-llanto-polemico-pastor-uribista-oswaldo-ortiz-fustiga-la-corte-261091-ie435 ), clamaban por una constituyente y una reforma a la justicia (que increíblemente no notaron urgente en los últimos 30 años llenos de vencimientos de términos, sobrepoblación en las cárceles y retrasos en los procesos) e incluso pedían a los ciudadanos de bien armarse ante lo que ellos consideran es una muestra irrefutable de la victoria del castrochavismo en el país, esa doctrina acuñada por el mismo Uribe, cuyos principales actores  llevan años de muertos y dejaron como principal heredero al gran intelectual Nicolás Maduro.

 

A la espera de lo que diga la justicia en este caso me llaman la atención varias cosas. ¿Cómo es posible, que un tipo con tantas investigaciones, tantos personajes oscuros a su alrededor y con tantas formas tan cuestionables tenga tantos seguidores en el país? ¿Porqué le creen estas personas? ¿Cuál es el proceso neuronal que los hace ignorar todas las cosas comprobadas que pasan cuando este señor está al mando? ¿Creen que es un tipo muy de malas, y que ha estado mal rodeado durante 40 años? ¿O simplemente no les importa, y le agradecen que puedan volver a la finca al costo que sea necesario?  ¿Se sienten bien representados en el congreso con la bancada que tiene entre sus miembros la hija de uno de los testaferros y el primo de Pablo Escobar, la heredera del corrupto clan de los Guerra, una senadora que pedía elevar un muro en el Cauca para separar a los indígenas, un bachiller lambón y una señora que no sabe que la Unión soviética dejó de existir hace 30 años? (Aunque esta última pregunta, la verdad aplica para cualquier congresista) Es verdad, Uribe recibió un país en llamas y es innegable que mejoró en varias  áreas bajo su gobierno. Pero pecadillos tiene, ignorarlos es volver a las épocas de los reyes, los emperadores o los dictadores, en donde algunos beneficios al pueblo se escudaban en atrocidades por otro lado. Esto es democracia (así no lo parezca), las buenas acciones no eximen cumplirle a la justicia si esta se quiebra; si nos vamos a que las buenas acciones compensan los crímenes, Pablo Escobar sería héroe nacional por sus ayudas a los barrios pobres de Medellín (por ahora solo da para héroe local en algunos de ellos).

 

Por el otro lado, existe una altísima probabilidad que esto en lugar de acabar con esta religión llamada uribismo, la potencie aún mas. Como diría La Pulla, este no es el fin de este movimiento político. Debe tenerse en cuenta que siquiera han condenado al patrón, y que hasta ahora están evaluando su culpabilidad y una eventual condena, que conociendo lo risibles que son en este país, será de unos pocos años, con rebajas y beneficios. Posar de víctimas es lo que viene para el CD. Ya son conocidos los  cuestionamientos del oficialismo  sobre la imparcialidad de la justicia (fama que se ha ganado con los años entre otras con el cartel de la toga), sus intrigas sobre la influencia de la izquierda en la misma, condimentadas con ciertos pseudo periodistas activistas millonarios que difunden el mensaje del oficialismo condenando el hecho que “la far” está en el senado y su principal detractor esté en la cárcel, que Santrich se les voló y que Uribe está “preso”. Incluso, y en un hecho nefasto, reforzando una vez mas su condición de subalterno , el mismo presidente (?) Duque utilizó los medios públicos para abogar por la inocencia, el buen nombre y la rectitud de su mentor.

 

Falta mucha tela por cortar. Pero como siempre, mi pesimismo sobre morirme antes de ver un país más decente aumenta. Esto no tiene arreglo en el corto plazo. No dejamos de ser la especie binaria que solo sabe escoger entre un bando y otro y que solo busca aniquilar a su contrincante para ganar mas terreno. Animalitos es lo que somos. Uribistas contra Petristas, mamertos contra fachos, izquierda contra derecha, ustedes contra nosotros. Tanta pelea para terminar muertos por un virus o por un meteorito, da igual ya.

 

PD.¿Qué onda con las FARC? ¿En serio celebrando justicia por lo de Alvaro mientras siguen negando que reclutaban niños? La JEP tiene que hacer de todo para que se sepa la verdad, para darle algo de tranquilidad a las víctimas y para ganarse el respeto que hasta ahora no tiene. ¿Será que Alvarito termina hablando por ahí?

 

 

 

 

 

 

jueves, 2 de abril de 2020

¿Coronaremos?


Como hacía mucho tiempo no sucedía, un microorganismo de no más de 220 nanómetros de diámetro (para que se hagan una idea, una cosa minúscula, algo  así como el tamaño del cerebro de personajes como AMLO, Bolsonaro o los usuarios de  peluquines rubios que habitan la Casa Blanca y Downing Street) está haciendo tambalear las instituciones, las costumbres y el sistema económico que nuestra pujante especie de simios lampiños ha edificado después de cientos de años de civilización.

Quienes pensamos que los efectos de este bichito no irían más allá de los de  un simple  gripa de temporada (que, hay que decirlo, hasta ahora ha matado más gente que el Covid-19) nos equivocamos, y hemos visto cómo, de un momento a otro estamos protagonizando nuestra propia película apocalíptica que combina la trama de  "Epidemia", con médicos no tan bien parecidos, pero haciendo de héroes con sus trajes hechos con bolsas de basura, combinada con algunas escenas de  "Jumanji", por aquello de los animales salvajes reclamando su territorio, incluyendo a los ciudadanos que se saltan la cuarentena, junto con otras de  "El cuento de la criada" en las que vemos gente haciendo mercado sin hablar o tocar a nadie por temor a una sanción, y porque no, con un toque de comedia tipo "Marcianos al ataque",  al ver cómo algunos líderes mundiales sucumben ante la amenaza por no saber cómo lidiar con la epidemia.  Una situación inusual y casi distópica que no se le habría ocurrido ni a los guionistas de películas de desastres más experimentados.

Y como siempre, como en toda crisis, vemos lo bueno y lo malo de nuestra peculiar especie. Nunca antes se había tenido tanto acceso a la información,  a los avances médicos y a tecnología especializada para enfrentar un problema de este tipo. La  última gran pandemia fue la gripa española, que fue gringa, china o inglesa, todo menos española, y que mató aproximadamente 50 millones de personas hace poco más de 100 años. Por aquellas épocas sin intrépidos influencers que lamen inodoros para hacerse famosos, sin tías enviando cadenas de WA con fake news, sin microscopios electrónicos, y sin los avances en medicina que tenemos ahora, el virus no fue identificado hasta casi 15 años después (hacia 1933), haciendo imposible una vacuna, lo que contrasta con lo que pasó en esta emergencia, en donde este proceso se redujo a semanas.

Si bien es cierto que tampoco hay vacuna aún para el virus que nos atormenta, y por el que hemos tenido que someternos al encierro general (que en nuestro platanal ha servido como excusa para el aumento de denuncias por violencia doméstica), el tiempo de su desarrollo se estima en meses; incluso en China ya se encuentran en pruebas de dicha vacuna, eso sí, disparando toda clase de teorías conspirativas. Korea del Sur también ha dado una lección de como enfrentar estos problemas con sus test masivos y su rastreo de casos.

Sin embargo, nuestra propia naturaleza nos está jugando una mala pasada. El populismo, el ultranacionalismo, la fiebre por el poder, la pseudociencia y en general, la ignorancia nos pueden estar cobrando factura. Primero, el  Winnie The Poh chino, Xi Jin Pin,  se empeñó en ocultar el problema por semanas, obligando al  médico que lo descubrió (y que murió por el virus) a echarse para atrás en sus declaraciones, recordándonos de paso, que las creencias (por aquello del nacionalismo) aún 100 años después de la gripa española y varios siglos después de la peste negra, siguen siendo más poderosas que los hechos. ¿Ocultó la epidemia para proteger la sana dieta de sopa de murciélago fresco y estofado de pangolín? Quien sabe. El caso es que gracias a esa pequeña cagada, el virus tuvo chance de expandirse y llegar a todos los rincones de nuestro maltratado planeta.

Luego observábamos horrorizados la catástrofe en Italia, y en alguna proporción en España mientras escuchábamos atónitos las declaraciones de quienes se supone deberían dar alguna luz para paliar el problema. La versión inglesa de Donald (el presidente, no el pato) restó importancia a la emergencia, y casi que dio por sentado que los viejos y los débiles deberían morir para evitar la caída económica de la nación, haciendo caso omiso de las recomendaciones científicas, para luego retractarse, poner a todo el mundo en la casa, y en un acto de justicia poética verse infectado con el mentado bicho.

El mandamás brasilero, por su parte, apeló a su empírica interpretación de la genética del brasileño para proteger a la nación. Según él, son capaces de "nadar en alcantarillas sin que les pase nada", lo que seguramente haría que pasara de largo el virus; este personajillo siniestro, que entre sus medidas para combatir el virus declaró los cultos religiosos como actividades esenciales para el país, no tuvo más opción que echarse para atrás y una vez más hacerle caso a esos científicos terroristas que amenazan la economía con sus cuentos raros. Mientras tanto, debajo del río grande, un ancianito jovial, dicharachero y con aparentes problemas mentales, desafiaba los efectos de la microbiología con una estampilla de la virgen del Carmen, que según entendimos, haría inmunes a sus gobernados a la infección, para luego fundirse en abrazos y besos con sus seguidores mientras promocionaba las visitas a sitios concurridos, para después, nuevamente, tomar las medidas que ya se sabía que había que tomar.

Finalmente, esa fuente de memes que gobierna el coloso del norte, hace de todo para hacerse el loco con el problema. Sus declaraciones incluyeron joyas como que el problema iba a desaparecer "like a miracle", que la emergencia acabaría en abril "por el calor", que  "solo tenemos 15 infectados que se curarán y se solucionará el problema", que el virus debería llamarse "chinese virus", y que había "hermosos test para todo el que lo necesite" (ante la mirada atónita de su escudero Faucci). Eso sí, las mismas no evitaron que el país haya tomado la punta como el país con más casos reportados en el mundo,  a lo que respondió medidas totalmente acordes con la emergencia, como ponerle precio a la cabeza de los criminales que gobiernan a nuestros vecinos venezolanos.

Muchos hablan de las consecuencias de la pandemia y que el mundo no será el mismo después que termine la crisis, algo que parece inevitable. Lo que ojalá quede de todo esto, y que hasta ahora parece utópico, sea aprender a enfrentar los problemas globales, que cada vez serán más frecuentes y tal vez más peligrosos, con soluciones globales. Seguimos en una competencia de "quien la tiene más grande" basados en banderas e himnos nacionales, sin entender que al final, esos enfoques son tan insuficientes, y hasta tan absurdos como las bendiciones que daban los papas o las máscaras narizonas (no las tangas) que usaban los médicos en las épocas de la peste negra. El éxito de Korea, Alemania y China en contener la crisis contrasta con la tragedia de Italia, Españá e Iran, y con la propagación del virus por todo el mundo. La irrupción de la inteligencia artificial y el calentamiento global se ven a la vuelta de la esquina, y si seguimos dependiendo de los caprichos del loquito que está sentado en el trono de poder de turno, tal vez hayamos encontrado la cura al Sapiens Virus que viene sufriendo el planeta desde hace 10.000 años.