Esta de moda hablar de corrupción. Después de
años de sufrir los efectos de este mal (que nos ha acompañado desde la época de la colonia) en nuestro país , hay una oleada de indignación generalizada por
parte de la ciudadanía, que ojalá no se termine cuando la selección juegue por
eliminatorias, y de la que se espera salgan soluciones para erradicar, ojalá
para siempre, esta desagradable y dañina tradición que ya hace parte de nuestra
cultura nacional.
Casi a diario hay noticias de ollas y ollas que
se siguen destapando, cada vez peores, tan feas como Maria Fernanda Cabal
recién levantada, tan pestilentes como las medias de los jugadores del Nacional
después de un partido con lluvia y tan
inverosímiles como las políticas diplomáticas de Donald Trump. Y en medio de
tanto escándalo, están apareciendo, como siempre, nuestros ilustrísimos
dirigentes para tomar la vocería en otra muestra mas de que Macondo no se lo
inventó Gabo sino que existe realmente en la punta norte de suramérica.
Es que parece un mal chiste sacado de una revista
vieja de Condorito, de esas que uno lee
mientras espera que le corten el pelo, que
Ernesto Samper hable de combatir la corrupción con buen ejemplo. Es en serio? Que este señor hable de corrupción dejando de
lado que a lomo de elefante logró terminar milagrosamente su periodo
presidencial, en el que el número 8.000 se puso de moda, en el que se
terminaron de robar a Caprecom, y en el que sus ministros estrella hacían miti
miti es otra muestra más que a nuestro país no lo matan las balas sino su mala
memoria. Seguramente es un mal chiste que se le ocurrió mientras hacía de extra
en uno de los videos de su sobrino.
La de Ordoñez es otra de las perlas; su convocatoria a una marcha contra la
corrupción olvidándose que se reeligió procurador haciendo chanchullo con el
consejo de estado y que mientras enterraba la investigación a Odebrecht, se
diseñó un sistema de seguridad propio de un narco ochentero (pagado con
nuestros impuestos) confirman que el lugar de este señor no está en la política
sino el escenario de Sábados Felices.
Y es tan irónico, tan surreal, tan absurdo que sean los ladrones de este país
los que esten promoviendo esta lucha que parece que estuviéramos viviendo en
alguna película de Luis Buñuel. Eso sí, hay algunos como Claudia López, que se
ven un poco mas honestos y que aparentemente buscan soluciones reales para
cambiar las cosas… esperemos que como siempre no se quede en buenas
intenciones, y que la pereza cívica que nos caracteriza no impida dejar llegar
las cosas mas allá.
Y ya para cerrar el tema… una cosa es buscar como
evitar el saqueo de los de arriba, pero tal vez el círculo de la corrupción es mas amplio. De pronto se
puede evitar su origen con no hacerle la tarea al niño para que no lo rajen en
el colegio, con no comprar trabajos en la Universidad, o darle algún regalito
al profe para que suba esas décimas para el 3.0, con no colarse en la fila, con
devolver las vueltas que da de más el cajero, con pagar lo que nos tomamos dentro del supermercado, con no colarse en el transmilenio… en fin… con quitarnos el chip de que el vivo vive del bobo... porque claramente, lo que estamos viviendo es que los vivos de arriba están viviendo de los bobos de abajo.
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